Uno de los problemas que se encuentran los conservadores de arte digital es la imposibilidad de acceder al código de muchas de las piezas que quieren preservar. Esto es un handycap a la hora de implementar estrategias como la migración, la simulación o incluso la re-interpretación de la obra en cuestión. ¿Por qué? Una obra en la cual el código no es “visible” funciona en un determinado entorno tecnológico. Pero si este entorno caduca, la pieza muere con él. Ahora bien, si podemos acceder al código fuente (la partitura de la obra) seremos capaces modificar aquellas cuestiones que son necesarias para que esta pieza sea ejecutable en entornos actuales (sin detenernos ahora en los cambios a nivel estético o funcional que este traspase pueda tener). En este contexto, la posibilidad de conservar el código fuente podría significar la posibilidad de conservar toda la obra. Pero ¿qué es el código fuente? ¿Qué diferencias hay entre el free software y el open source? ¿Cómo se vinculan estos conceptos al de copyleft? Y finalmente, ¿por qué el mundo del arte y específicamente de la conservación debería fijarse en ellos o fomentarlos?
Antes de comenzar a hablar de las diferencias entre el software libre y el open source, se hace indispensable conocer brevemente los orígenes del primero, ya que el open source surge más tarde con la intención de presentar una alternativa.